sábado, 6 de noviembre de 2010

NIDO DE AVISPAS

Un poema me lanzó al camino,
entonces dormía de cabeza
por una mujer,
por una mujer
que se hacía rogar
con flores y chocolates.

ERA UN PRESO EN SUS MANOS ENTONCES.

No había una razón
para no pensar en ella
ni un día en calma.

Siempre estaba allí
cuando entraba a mi cuarto
cuando salía a caminar.

ESCRIBO SÓLO PARA OLVIDARLA.

Tal vez no es suficiente
pero es mejor a no hacer nada.