Sí, tú eres aquella Luna,
aquella Luna nocturna,
que va trepando el cielo.
Sí, tú eres aquel cósmico globo,
que en su recorrido silencioso,
va fulgurando el camino.
Entonces, entonces vuela
y se oculta a veces en la
espesura de la Nada.
Sí, tú eres donde empieza todo,
el viento con su zumbido,
la mariposa con su aleteo.
Y acaba todo, la misma lucha,
la escaramuza, el duelo último,
la palabra imprecisa del poema.
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