Rumores del mar que escucho
aquí, en mi mente, semejante a ríos místicos.
Puros trinos o calurosos llamados,
alternativamente, maquinalmente
se escuchan impasible este verano.
En que idioma o insólito clamor,
con qué excesiva pasión y confusa voz,
determinación, odio y resentimiento importuna.
Y como duele escucharlo, simple y maravilloso,
en silencio y con languidez,
en una tarde, ahogada de frío, al pie
de un oscuro pino.
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