Dentro de un gabinete
guardo viejos poemas
que nadie leerá.
Poemas de amor
que hacen un montón.
Fragmentos escondidos
con un lenguaje sin acertijos
para decirlo de una vez.
No me preocupa que no los lean
pero sí que ignoren la luna
de esa noche en que los escribí.
Estaba fundido de amor.
Mi corazón era un volcán.
Aullaba entonces en vez de
hablar.
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